Pues sí, ya voy camino de los 39 años y no he perdido la
esperanza de volver a ser madre.
Hace dos años que mi reloj biológico volvió a sonar, rozaba
los 37 años y nunca pensé lo que me deparaba esta búsqueda que ya empieza a ser
desesperante.
Antes de ponerme a buscar a mi cigoto, pase lo que llamo mi
itv personal, en la cual me diagnosticaron endometriosis, concretamente un
endometrioma en el ovario derecho, mi ginecólogo no le dio mucha importancia y
me animo a buscar mi embarazo.
Y eso hice en julio del 2013 empecé esta búsqueda y en
diciembre ya estaba embarazada.
Vamos que ni yo me lo creía, tuve que repetir el test varias
veces pensando que seguramente fuera un error o estuviera estropeado, pero no,
mi positivo como una catedral estaba en la tira, no eran imaginaciones mías.
Era el mejor regalo que tenía por navidades, estaba ilusionadísima
pensando que volvería a ser madre y ya me imagina mi tripa creciendo mes a mes.
Y mientras las semanas pasaban yo estaba más ilusionada.
Fui a la consulta de mi matrona como una niña en su primer día
de cole, me abrió historial y me confirmo que estaba de 6 semanas, me mando la analítica
del primer trimestre y me dio cita para la semana 8 para poder ver su
corazoncito latir.
Pero no llegue a esa semana, unos días después de esa visita
yo prácticamente ya no tenía síntomas de embarazo, ya sabía que algo iba mal,
mis pechos no eran los mismos y las náuseas ya habían desaparecido.
El primer manchado confirmo lo que yo ya me temía, mi
embarazo se había parado y tuve que pasar por mi primer legrado.
Un legrado que realmente fue un mero trámite, después de
confirmarme que mi embrión no tenía latido, el ginecólogo inserto unas
pastillas en mí, a partir de ahí solo recuerdo el dolor de las contracciones
Luego vino la tristeza y mi sueño se detuvo.
Dos meses después volvía a estar embarazada y más ilusionada
que nunca y me decía a mí misma que todo iría bien.
Recuerdo el día que me hice el test, lo miraba detenidamente,
rezando que esa segunda línea no se borrara.
Todo irá bien, me repetía una y otra vez.
Esta vez, empecé a manchar más pronto, en la semana 5 y
aunque el manchado no era abundante, corrí como alma que lleva el diablo a
urgencias.
Mi beta era correcta y se duplico en los días posteriores, ahí
estaba mi embrión latiendo fuerte, comencé con progesterona, adiro y heparina
de bajo peso molecular, asegurándome el ginecólogo que este tratamiento era
perfecto para mí y puse todas mis esperanzas en él.
Y sobrepase la semana 7. Todo irá bien.
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