Pues no, este mes no quiero mi regalo.
Recuerdo la primera vez que llego, yo con once años y se presentó
sin avisar en plena clase de gimnasia.
Mis amigas del colegio y yo, vitoreábamos su llegada, ya éramos
mujeres, nos creíamos diosas y nos mirábamos con complicidad y murmurábamos quien
sería la siguiente.
Dichoso destino, ahora imploro cada 26 días para que no haga
acto de presencia, pero que va, ella es tan puntual.
Y cada 26 días, ahí está, con todo su esplendor y mi dolor,
mucho dolor.
Pues este mes no te quiero ver, entérate bien, NO TE QUIERO
VER.
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